Manifiestoesto
Humberto Pappaterra
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Para nadie es un secreto que esta palabra nace de la combinación de breakfast (desayuno) con lunch (almuerzo), pero ¿cuál es el origen de tan buena idea para los que somos amantes de este momento del fin de semana? Esto y mucho más indagaremos en esta edición para los amantes del brunch como estilo de vida
Humberto Pappaterra |Fotografía por Juan Vírgüez
¿Brunch con un poco de espirituoso?
Aunque existen varias teorías, la más aceptada es que esta cultura gastronómica nace en el siglo XIX, cuando la alta sociedad de Inglaterra le otorgaba a su personal de servicio el domingo libre.
Por ello, se debía dejar preparado grandes buffets que pudieran satisfacer las necesidades de los miembros de la familia y amigos, tanto para el desayuno como el almuerzo. Ahora, en nuestra época, sin necesidad de ser aristócratas o tener un amplio servicio, nos quedan esas ganas por disfrutar lo mejor de estas dos comidas en uno de nuestros días preferíos: ¡los domingos!, pero incluyéndole nuevas interrogantes.
¿A qué hora se abre el bar, prefiero buffet o a la carta y por qué el bloody mary es el gran favorito del brunch? En lo personal, me gusta más la selección a la carta, sobre todo, aquella que trae porciones para ser compartidas entre amigos y familiares.
Otro de mis puntos favoritos es que se presta para disfrutar de un buen cóctel. Normalmente, las bebidas de contenido alcohólico se comportan como aperitivos y, por el horario de la experiencia, suelen ser ligeros y refrescantes como las mimosas, el bellini o el sunrise pero, tomando en cuenta los gustos de hoy, también se exhiben muchas opciones diseñadas por mixólogos que se adaptan al maridar o enaltecen los platos que integran al fabuloso brunch.
En esta ocasión, fui a Stizzoli en Pacific Center para disfrutar de este glorioso momento del domingo con su Italian Brunch, experiencia que abre con excelentes cócteles. Mi favorito fue el botánico martini, una creación diseñada para maridar con fois gras, pero que se adapta a muchos de sus platos como la carbonara toast y los huevos al purgatorio. Y en esta velada, no podría faltar el hugo spritz, típico del Tirol del Sur italiano, Austria y Suiza, el cual es el sustituto perfecto para los amantes del aperol.
Y como el brunch parte de un clásico, no podríamos dejar atrás al niño consentido de esta transición: ¡el bloody mary!, cóctel que nace en la Francia de la década de los veinte. Sin embargo, fue el bartender francés Fernand Petiot a quien se le adjudica su creación mientras trabajaba en el Harry’s Bar de Nueva York, donde lo convirtió en el favorito de muchos por “aliviar los estragos derivados de una larga noche de fiesta”.
Del bloody mary podemos encontrar muchas variaciones, pero, en Panamá, mis favoritas son las de Stizzoli Pacific Center, donde el jugo de tomate es sustituido por la salsa pomodoro de la casa, lo que le da un edge único. También sobresale la de Mahalo con su toque canadian bacon que le da mucho punch; y la del bar Exilio del Hotel La Compañía. ¡Allí podrás disfrutar el clásico de la ciudad!
Y gracias a que vivimos en el trópico, aquí el brunch seguirá teniendo sus transiciones y estilos, así que adéntrate a este mundo y atrévete a probarlos todos, para que disfrutes de una velada en la terraza con un cóctel bien refrescante para un domingo glorioso.
Y es que, en Panamá, gracias a su ambiente tropical, el bar se abre a la medida de tu disfrute. Cheers!