Desde los 13 años de edad, el flamenco ha formado parte de su vida, arraigándose en su ser de una forma tan pura e impresionante que se ha convertido en el terapeuta que guía sus emociones y en el canal fiel de su bienestar. Ahora la ha impulsado a crear una comunidad sin límites de fronteras, donde el amor puro se expresa en torno a este arte
Dulce Pérez Colmenárez. Fotos por Paco Rosso @antidanza. Vestimenta de las fotos elaborada por los diseñadores españoles Guillermo Ramírez, José Galván, Inés Inés e Irene Vera
Un día, Anita, como la conocemos con cariño, fue a una clase magistral de flamenco en el Teresa Carreño, importante teatro ubicado en Caracas, Venezuela. Allí la reconocida bailaora y coreógrafa Sara Baras le preguntó, luego de verla entrar al recinto con su uniforme de odontólogo, si se ocupaba 100% a esta expresión artística, reflexión que movió todo su ser y, desde ese momento, soltó su lado científico para dedicarse completamente a la danza.
Además de Baras, Anita tuvo la dicha de tener como maestra a Tatiana Reyna, una respetable bailaora venezolana, quien no solo le enseñó la técnica, sino también a amar al flamenco y entender que este arte es un estilo de vida. “Ella me dio alas para volar al ponerme en contacto, con tan solo 23 años de edad, con los mejores maestros de España, como María Eliezer Truco y Daniela Tugues, quienes pulieron todo mi potencial”.
Educadora
Luego de su paso por Europa, regresa a Venezuela para organizar excelentes ideas que le permitieran vivir de su talento. “En ese momento, era conocida entre varias academias, ya que había bailado en diferentes espectáculos nacionales. Así que con ese peso y la asesoría de un familiar que me enseñó a valorar mi arte, comencé a organizar una especie de cursos para dictarlos en todo el país, además de formar una compañía de danza con las directoras de las escuelas de flamenco más importantes junto con sus maestras más destacadas”.
“Uno de los espectáculos que más me ha emocionado hasta ahora ha sido participar como artista invitada en el ambiente Cromointerferente del maestro Carlos Cruz-Diez, quien dirigió mi vestimenta y movimientos en el escenario. Cada palabra de su boca era un aprendizaje y una grata experiencia que me ayudó a valorarme como artista”
Estructura que le permitió instaurar eventos exitosos en Venezuela, ya que las alumnas de flamenco y los amantes de esta danza deseaban ver bailando a las mejores exponentes de este género. “Este mismo esquema lo quise implementar en Panamá, ya que por razones laborables transfirieron a mi familia para este hermoso país. Sin embargo, me llevé una gran sorpresa al ver que el perfil de las academias panameñas de flamenco estaba poco desarrollado”.
Antes de arribar a nuestra nación, Anita comienza a investigar del istmo y se encuentra con la campaña del cantante Rubén Blades, quien para aquel entonces era Ministro de Turismo. “Me acuerdo muy claramente de la frase ´En Panamá las sonrisas son gratis´, y eso me emocionó muchísimo, porque la alegría es uno de los impulsos de mi vida. Así que me imaginé admirando las sonrisas de los panameños al abrir un centro de formación que fomentará cabalmente el arte del flamenco”.
Productora
Al principio, en 2010, la academia se llamaba Flamenco en Panamá y operaba en salones alquilados hasta que empezó a mostrar su talento en importantes espacios como los del Multiplaza Panamá, lo cual captó la atención de grandes y chicos. Luego, en 2012, con tiempo de experticia y reconocimiento, la escuela comenzó a conocerse como Academia Anita Loynaz.
“Ahora ya no solo van extranjeros, sino panameños (casi el 85% del alumnado) que desean conocer más a fondo la cultura flamenca; por ello, organizamos un pénsum bien estructurado que cuenta con el importante aval de Entidades Flamencas Españolas y que, hasta los momentos, ha certificado a más de 4 mil alumnos. La estructura también me ha permitido formar tres compañías de danza (infantil, juvenil y de adultos) y ofrecer más oportunidades profesionales a las personas que desean dedicarse y trabajar en este arte”.
Otro de sus proyectos es la productora Anita Loynaz, por medio de la cual ha impulsado excelentes musicales y obras teatrales en importantes teatros del país. “Hasta ahora, las producciones más destacadas han sido Las flamencas de Lorca y El zorro the musical. También he participado en otras piezas a las cuales impregno con mis emociones y mi verdad. He bailado el duelo de mis padres (se me quiebra la voz al pensarlo), el nacimiento de mi hijo, el amor y el desamor, la gratitud a la vida, y eso el público lo siente”.
Pasarela AUNO
Además de estos montajes, uno de sus proyectos insignias es el Panama Flamenco Festival, idea que surgió en 2013 para que todos los amantes de este arte tuvieran acceso a la mejor información sin necesidad de viajar a España. “Al tener los contactos con los más destacados representantes de esta disciplina, pude organizar una estructura de clases y cursos magistrales, además de espectáculos, pasarela de moda flamenca y una ruta gastronómica española. El éxito fue tanto que empezamos en el Teatro Nacional y después abarcamos otros espacios como el Panamá Viejo y el Teatro Anayansi”.
Próximamente, entre el 6 y 8 de octubre se organizará su séptima edición, en la cual destaca la Pasarela Flamenca AUNO, donde el diseñador español Guillermo Ramírez presentará su colección Amor con piezas exclusivas para esta gran velada. “El evento se realizará en el Hotel Bristol con apoyo de la revista AUNO Panamá, a fin de promocionar una experiencia flamenca que combine moda de alta costura con una vivencia culinaria de gran nivel bajo las notas de los vinos de Felipe Motta. Así el público se deleitará al observar trajes que resaltan realmente la belleza femenina con sus faralaos, punta de sirena, bata de cola, mantón, abanicos, flores y peinetas. Son tan hermosos que, con solo verlos, sacan los aplausos del público en el escenario”.
Y hablando del fashion, Anita nos confiesa que en su outfit no puede faltar el elemento flamenco. “Si voy a un evento, siempre uso una pieza que me identifique con mi profesión. Me encanta la feminidad; por ello, amo los zarcillos largos que usamos para danzar. Por cierto, a nivel de baile, trato de que el tono de mis trajes hable sobre las emociones que exponemos en escena: negro (tristeza), blanco, amarillo y naranjas (alegría) y tonos terracotas (sensualidad)”.
Motivadora deportiva
Anita también es embajadora, desde 2015, de la marca Nike para Panamá gracias al desarrollo de su método flamenco fit. “Además de la danza, siempre me he relacionado con el ejercicio, específicamente, la gimnasia olímpica y los entrenamientos que hacía con mi padre en los gimnasios, disciplinas que me han permitido crear una forma de entrenamiento distinta, sobre todo, porque el flamenco requiere de ciertos movimientos y técnicas”.
“El flamenco es el hilo conductor de mi vida, que me ha dado la fortaleza necesaria para no desfallecer en el camino; por eso, deseo otorgar esta vivencia a más personas con mi marca y equipo de trabajo, a través de un proyecto más universal que conecte con más corazones flamencos”
De esta forma, comenzó a desarrollar clases de flamenco fit, disciplina que registró y empezó a mostrar en varias aulas, “lo que me permitió que Nike no solo viera mi evolución, sino que me otorgara su respaldo para promocionar esta metodología en otros países. Actualmente, estoy desarrollando un proyecto integral enfocado en esta área. Sin lugar a dudas, la marca me ha enseñado que todo lo que te propongas, lo puedes lograr”.
Y como Anita es imparable, ya se encuentra orquestando su plan de estudios digital para mostrar que el flamenco no es un arte con técnicas complejas si se extrae a través de un sistema que promueva metas alcanzables a corto plazo. “Es un proyecto que pronto saldrá para llegar a muchos más países y continentes con el objetivo de llevar el conocimiento de una forma tan desglosada, que la persona se animará a vivir la experiencia, además de formar parte de una comunidad internacional que se mueva por amor al flamenco”.
Conoce más de ella en:
“Estoy eternamente agradecida con este país, porque me brindó la oportunidad de desarrollar mi talento como artista y me regaló mi mayor bendición: mi hijo”
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