Diciembre es un gran momento para celebrar la vida; por ello, nos esmeramos en destacarnos con una rica mesa y buenos vinos. El truco es empezar por un vino triunfal, un champagne de Francia, un cava de España, un prosecco de Italia o un espumoso
Si tenemos otro favorito, también será una encantadora opción. Piensa en tus preferencias: seco, cítrico, sin azúcar o con un toque casi impalpable, un brut nature o un extra brut. Lo importante es saber que, si te agrada sentir un toque leve de dulzor, que no te canse. Para poder beberlo toda la noche, deberás elegir un brut, pero, si buscas un espumoso afrutado (melocotón, pera, algo floral o con sabor a miel), que tu elección sea un demi sec.
Recuerda tener un juego de copas flauta, para que las burbujas y los aromas se mantengan por más tiempo. Además, sírvelo helado, para que lo puedas disfrutar fresco durante un rato largo.
Para la cena, no olvides tener alternativas de vinos blancos, los cuales se recomiendan con entradas frescas a base de vegetales, ensaladas, ceviches, langostinos, camarones, vieiras o un salmón. Estos dos últimos también quedan bien con un vino rosado de corte francés, como los llamados provence, que poseen un delicado color rosado que gira hacia el salmón, rica acidez, además de aromas afrutados y florales fantásticos.
Para los amantes de los tintos, las carnes de cerdo, cordero o res quedan bien con vinos reserva, los cuales tienen paso por barrica y cepas con carácter como el cabernet sauvignon, carmenere, tempranillo o un vino blend (aquel que tiene más de una uva). Para las carnes de aves, pollo, pato o pavo, podemos inclinarnos por los vinos suaves con crianzas de media a baja en barricas (entre 6 a 12 meses), y cepas mucho más ligeras como el merlot, malbec o sangiovese. Te comento que los vinos tintos se deben servir en copas de cáliz grande; los blancos y rosados, en unas más pequeñas; pero, si me preguntas, me encanta tener un solo estilo de copa grande y de cristal.
Y ahora, para el verano, busca los vinos que sean más frescos y ligeros. Por eso, para esas altas temperaturas, los más acertados son los blancos, rosados y espumosos que te ayudarán a refrescarte gracias a su acidez. En cuanto a los vinos tintos, los mejores son los jóvenes con menos graduación alcohólica. Es conveniente enfriarlos un poco más de lo ideal, para evitar una fuerte sensación de alcohol.
También debes proteger las botellas de la exposición al sol, porque perjudica su estado y acelera las reacciones químicas que afectan su sabor. Así que mantenlas en un cooler o hielera. Sirve el vino en pequeñas cantidades para que siempre lo sientas frío en la copa y nunca añadas hielo, a menos que lo tomes en sangría o como tinto de verano. Un último consejo: no tomes la copa por el cáliz, sino por el tallo, para evitar calentar el vino con las manos.
Así termina esta fascinante historia que te sigue adentrando a este maravilloso mundo, donde simplemente con el vino… ¡todo!
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