En un cierre de ojos llegamos al fin de año. Desde ahora hasta enero, nuestra agenda social se multiplica y se llena de actividades para asistir a cenas de acción de gracias, Navidad, graduaciones, cenas corporativas, amigos secretos y demás. En esta edición de La mesa de Vero, quiero acompañarte para que te conviertas en el invitado perfecto
Verónica Arosemena. Fotos
Como anfitriones, sabemos todo lo que conlleva organizar alguna velada: organización, decoración, planear el menú, la compra, la cocina… para que los invitados se sientan complacidos y consentidos. En caso de los eventos corporativos, de igual forma, los organizadores están invirtiendo un presupuesto para hacer que todos los asistentes se diviertan, disfruten y conecten con la marca.
Luego de la pandemia, las invitaciones se han vuelto más íntimas y exclusivas. Así que me gustaría repasar con ustedes ciertas reglas que sigo para ser siempre una buena espectadora, a fin de ayudar a nuestros esmerados anfitriones a que su velada fluya de la mejor manera.
La primera es consultar con los anfitriones la hora de inicio y fin del evento, para no alargar nuestra estadía de manera incómoda. También, con respecto al tiempo, es importante ser exactos: ni llegar antes para no agarrar a los organizadores in fraganti ni tarde para no atrasar el comienzo de la actividad. Recuerda que ser puntual es ser considerado con los demás.
Segundo, suelo consultar a quienes nos invitan qué debo llevar. Si nos expresan que no es necesario, igual sugiero ir con algún detalle de agradecimiento. Si es una cena informal en casa, algún vino o bebida siempre será genial.
Si tenemos un requisito alimenticio o algún tipo de alergia por comida, es ideal llevar algún postre que podamos comer de manera que no sea un problema para el anfitrión. Si sabemos que es un evento que tiene todo contemplado, un detalle como unas flores o una velita será apreciado y bien recibido.
Siguiendo con las alergias alimenticias o requisito extra, lo mejor es mencionarlo al momento de la invitación, de manera que el anfitrión tenga tiempo suficiente para tomarlo en cuenta. De esta forma, podrá modificar el menú o agregar algo que se acomode a esta petición especial.
En caso de que no tengamos ninguna restricción, pero no nos guste el menú, por amor y la Virgen no lo digas, solo no te sirvas de ello o prueba solo un poco sin hacer gestos que denoten tu incomodidad. Lo que sí es recomendable es que expreses lo que te haya encantado.
Cada vez, las actividades sociales se enfocan más en quiénes y no en cuántos; por lo que, si te gustaría ir acompañado, eleva la consulta previamente. Así evitas llegar con alguien más de sorpresa, lo cual puede causar molestia y problema logístico a quien invita. Asimismo, es muy importante preguntar sobre la vestimenta, a fin de ir siempre apropiados y no sentirnos incómodos.
Lo último que me gustaría recordarles es ser agradecidos con nuestros anfitriones, quienes han dedicado tiempo y esfuerzo en decorar y limpiar la casa, montar una mesa, escoger un menú o contratar servicios para que podamos disfrutar de una linda velada.
Expresar, por ejemplo: “qué linda está la mesa, qué bellas las flores, qué rico está todo, gracias por el trabajo que pusiste y por recibirnos”, llega muy lejos en los corazones de aquellos que nos han invitado. Ahora espero que disfrutes de todos estos datos y seas… ¡el mejor invitado de las fiestas!
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