Hoy les voy a contar mi paso por una comunidad Emberá, que se desarrolla en el lago Gatún, donde analicé las respuestas de lo ingenuo ante las condiciones de un lugar, el sentido de pertenencia, las soluciones a los embates del clima, la materialidad y, sobre todo, la espacialidad del vivir en el trópico. Les contaré sobre la arquitectura vernácula
Humberto Pappaterra |Fotografía por Juan Vírgüez
Lo vernáculo responde a las formas tradicionales y autóctonas. Es la respuesta de los pueblos a través de su arquitectura, tomando en cuenta las condiciones geográficas del lugar y el uso de materiales locales para desarrollar construcciones para la vida propia. Con ánimos de conocer estas respuestas ante el trópico panameño, me embarqué en esta aventura con Juan Vírgüez (fotógrafo dispuesto a captar con su visión todas mis locuras) y con el arquitecto del Estudio PACA, Juan Carbonell.
En la rampa pública de Gamboa, nos esperaba “Puma” con su embarcación. De ahí, navegamos por el lago Gatún, durante unos 20 minutos, hasta llegar a la comunidad Emberá más cercana. Nos recibieron con cariño, pues están acostumbrados a albergar a visitantes y contarles sobre su cultura, pero nosotros queríamos ahondar más sobre su vivienda, tema que manejan con discreción.
Llegar a esta colectividad, esta vez con ojos de arquitecto, fue fascinante. Sus casas se levantan a manera de palafitos sobre las laderas, para evitar ser afectadas por inundaciones y los insectos, lo cual también fomenta la ventilación necesaria en la selva húmeda panameña.
Sus techos son de palma entrelazada y se construyen con hojas de las comúnmente llamadas “palma de aceite”, la cuales se cortan en “luna buena” que, para los Emberá, es la luna llena de noche despejada, ya que, de lo contrario, los insectos arruinarían su funcionamiento como cobertor ante la incesante lluvia. Las cubiertas son en su mayoría a cuatro aguas, con una escotilla en la cúspide, para liberar el calor que se acumula.
Cada vivienda cuenta con dos espacios básicos: el privado y el semiprivado, separados por cerramientos comúnmente de madera. En el primero, se desarrolla el área de dormitorio y, en el segundo, se utiliza como estar. Por su parte, las áreas de higiene personal, como baños y duchas, son comunes y se encuentran fuera de la casa.
La ducha es un espacio que varía entre lo cubierto y descubierto. Por su parte, los baños cuentan con una construcción más contemporánea al usar bloques en sus instalaciones. Tanto el sanitario como un pequeño módulo con paneles solares llamaron nuestra atención, porque no pertenecen a las tradiciones ni formas de vida de la cultura Emberá, sino que aparecen ante la influencia de lo citadino. Estos últimos se usan para dar electricidad y generar iluminación por las noches.
Fuera de la vivienda privada se presentan dos edificaciones de mayor importancia: la iglesia, construida en bloques y techo de zinc, además de “el rancho”, que funge como espacio social y de esparcimiento, a manera de plaza techada y como mercado de artesanía para los visitantes, construido vernáculamente de madera y palma.
Las dualidades entre estas dos edificaciones me hicieron reflexionar como arquitecto sobre la importancia de una arquitectura vernácula, la cual, ingenuamente, responde con éxito a las condiciones climáticas y al funcionamiento de vida en el lugar en yuxtaposición con la inclusión de materiales no aptos para la vida en el trópico como el zinc, pues exacerba el calor y no resuelve las necesidades de responder al lugar con materialidad local.
La historia, el respeto a la cultura, la información basada en estudios y la educación no son solo aspectos básicos para el desarrollo, sino elementos fundamentales para la conservación y buen funcionamiento de nuestras sociedades.
Nunca dejemos, ni como arquitectos ni individuos, de analizar con ojo crítico y entendimiento lo que la cultura nos regala, ya que la historia y la educación siempre serán parte fundamental y base para el desarrollo de quienes somos: ¡en este caso, habitantes del trópico!
Agradecimientos:
Juan Virgüez de @capitolioproducciones
Juan Carbonell de @estudio.paca
Al lanchero “Puma”
A la comunidad Emberá por abrirnos las puertas de su comunidad
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