Todos recordamos el sabor de aquel plato que nos cocinaba nuestra abuela o mamá cuando éramos niños, tal como en la escena de Ratatouille, en la que el crítico gastronómico prueba el plato y se transporta directo a su infancia. Precisamente, este es la sensación que perseguimos los que nos autollamamos foodies cuando recorremos el mundo buscando nuevas experiencias que deleiten nuestro paladar. Y es que, a medida que el mundo se vuelve cada vez más globalizado, los restaurantes se van humanizando y acercándose a la personalización total de la vivencia culinaria
Maureen Sovilla. Fotos por cortesía de la autora
Recientemente, nos levantamos con la noticia de que El Califa de León, un puesto de tacos callejero de Ciudad de México, había sido galardonado con una estrella Michelin, premio que años atrás era solo una posibilidad para restaurantes fine dining o de alta gastronomía.
Es también el caso de Jay Fai en Tailandia, quien, en 2021, sorprendió al mundo al alcanzar una estrella Michelin a sus 78 años de edad con su puesto de omeletes de cangrejo y platos típicos tailandeses a base de curri.
Aunque estos casos son excepcionales, no deja de sorprendernos cómo la vuelta al origen es una tendencia que año tras año cobra mayor fuerza a nivel mundial, la cual difumina las fronteras y mezcla los paladares.
Y es que, con el avance del tiempo y sus interconexiones, buscamos experiencias cada vez más exóticas y adaptadas a nuestros gustos personales, por lo que ahora es muy común encontrarnos con los famosos casual dining: una mezcla de estética elevada con comida rápida a base de ingredientes de calidad, un mix que nos permite relajarnos mientras disfrutamos de la sensación de un buen restaurante a un precio accesible.
Esta propuesta la vemos con la creación del chef Gordon Ramsay en Londres, donde su Gordon Ramsay Bar & Grill ha conquistado los corazones de los amantes de un buen steak y deliciosas hamburguesas con papas; un espacio abierto para toda la familia que ha logrado expandirse por varios puntos de la capital del Reino Unido.
También lo vemos con Ángel León Aponiente en España, quien en 2016 abrió La Taberna Marinera, un concepto elevado de tapas a base de mariscos y donde puedes saborear la gastronomía típica de su natal Andalucía.
Todas estas experiencias rondan entre los 10 y 50 euros, y las listas de espera para reservar pueden tardar meses y hasta años. Esto nos reitera que no es necesario contar con un alto presupuesto para probar experiencias de categoría Michelin.
Por cierto, no podemos hablar de tendencias gastronómicas sin dejar de mencionar la fusión moda y gastronomía que ha venido cobrando fuerza en los últimos años, como es el caso de Gucci con su Ostrería en Florencia, Tokio, Corea del Sur y Beverly Hills, en alianza con Massimo Bottura. Aquí el menú italiano/mediterráneo se enfoca en el buen comer y el bienestar. En sus platos predominan tonos clásicos con explosiones de sabor inesperadas, que emulan la esencia de la marca.
Otro caso de éxito ha sido Dior con su café en el Distrito del Diseño en Miami, Florida, el cual cuenta con un menú cosmopolita cargado de texturas y dulzura en su selección de croissants, horneados, cafés y postres.
Este año, se han sumado a esta lista las marcas Jacquemus, Dolce & Gabanna y Chanel. De esta forma, se reitera que el arte del buen comer ya no es un concepto alcanzable solo para los conocedores de la alta cocina. Hoy, es un estilo de vida para todos aquellos que se atrevan a descubrir nuevas culturas y destinos.
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